Teóricamente, calcular el flujo de caja de una persona no debería ser
difícil, siempre que se disponga de las cifras exactas de ingresos y de
gastos. En la práctica, resulta un proceso más complejo porque se
generan más beneficios y gastos de los que quedan impresos en facturas y
cuentas corrientes; por ejemplo, el interés que nos da nuestro dinero,
nuestras inversiones, los gastos de dichas inversiones, etc. Por eso
llevar una cartera de ingresos y gastos diaria y actualizada dará al
final de mes las cifras que se buscan. Calcular el flujo de caja y
obtener el gráfico de movimientos durante periodos de tiempo largos nos
dará una visión global de dónde se genera nuestro dinero y a qué se
destina a largo plazo, cuándo son las épocas en que se generan más
gastos y cuándo más beneficios, y lo más importante: s
Flujo de caja = Beneficios netos + Amortizaciones + Provisiones